Linaje_saavedfra

Señor Alcalde, señor Presidente del Club Ancares, señoras y señores Elijo por título de esta conferencia el de “El Linaje de los Saavedra:
Historia y Leyenda de los Ascendientes de don Miguel de Cervantes Saavedra
Los Saavedra de las Casas de Balgos y Vilarello en Cervantes”
Por don Manuel Julio Platero Campo
La intención es llevarlos brevemente al origen de este linaje gallego para luego, tam-
bién brevemente, acercarlos a la línea de los Saavedra que se asentó en esta hermosa
tierra de los Ancares; de la que cada vez somos más, y con más fundamentos, los que
pensamos que proceden los antepasados del autor literario más importante de la lengua
castellana; tal vez, de todas las lenguas: don Miguel de Cervantes Saavedra.
En primer lugar, quisiera hacer una reflexión sobre el uso de los apellidos; porque
creo que es importante para entender toda la mecánica respecto a porqué éstos pueden
ser un argumento al hablar de la procedencia de don Miguel de Cervantes o de cualquier
otra persona. Hay que tener en cuenta que en el siglo XVI el uso de los apellidos no era
reglado; como lo es ahora, en que se toma un apellido del padre y otro de la madre. Se
utilizaban, por lo general, como apellidos un patronímico; Vázquez si eras hijo de un
Vasco, Rodríguez si lo eras de un Rodrigo, Fernández si lo eras de un Fernán o Fernan-
do, etc. A éste se le podía acompañar de un toponímico del lugar de origen, lugar de
asentamiento o que se señoreaba1. Tal es el caso del Cervantes, utilizado por nuestro
genio, y el Saavedra, en tierra del actual municipio de Begonte, que da origen al linaje
del que vamos a hablar.
Generalmente, en los viejos linajes hidalgos fue abandonándose el patronímico y que-
dando el toponímico: es el caso de los Saavedra, Quiroga, Somoza o Quindós, Neira y
Herbón, por hablar de linajes de mayor presencia en esta zona. Este abandono se fue
produciendo entre los siglos XVI y XVII fundamentalmente2. En otros casos, llegaron a
nuestros días como apellidos compuestos. Ejemplo; el de los Vázquez de Parga o
Fernández de Córdoba, que vienen a perpetuar la unión arcaica del patronímico con el
toponímico, y en el segundo, concretamente, esa vinculación de los Fernández de Te-
mes (gallegos de la torre de Arcos, cuna de su linaje de origen), con la reconquista de
Córdoba en la que logran importantes repartimientos; uniendo, como toponímico, el
nombre de la ciudad a su apellido patronímico.
También fue frecuente, entre las casas hidalgas gallegas, unir, ya no tan lejanamente
en el tiempo, a un apellido el del nombre de su casa de morada, como en recuerdo de
los hábitos medievales de tomar por apellido el del nombre de la posesión. Así, los Par-
do de la Casa de Ribas se hacían llamar Pardo Ribas y los Pardo de la Casa de Balmon-
te, en Castro de Rei, Pardo Balmonte. En otras ocasiones, la sucesión en mayorazgos
obligaba a llevar un apellido determinado; como el Losada en los Flórez, últimos here-
deros del linaje de la cercana Casa de Noceda, que les llevaba a apellidarse Flórez de
Losada. Con estos apellidos llegaron hasta bien adentrado el siglo XIX, en que la apari-
ción del Registro Civil marcó una reglamentación fija en el uso de los apellidos y aban-
1 Durante la Edad Media fue frecuente, también, el usar un patronímico como apellido paterno y un to-ponímico materno. Además, como dice el genealogísta, José Manuel Abel en un interesante artículo sobre los linajes lucenses, no siempre es el topónimo el que da origen al apellido. En muchos casos los topónimos tienen su origen en el linaje que los señorea. 2 Por estas fechas es muy frecuente encontrar en las documentaciones relaciones de hermanos con apelli-dos diferentes, en atención al nombre de un abuelo, bisabuelo, tío, etc. donaron, por lo general, esas formas compuestas. Los Pardo Balmonte y Pardo Ribas
pasaron a ser Pardo. Los Flórez de Losada: Flórez.
Así pues, a lo que vamos, no es nada extraño que la familia de don Miguel de
Cervantes, alejados de su última morada gallega, abandonen ya el patronímico. Encabe-
cen sus apellidos con el toponímico de su morada gallega y unan a éste el toponímico
del linaje remoto al que pertenecen; que además, ocupaba un lugar destacado entre los
linajes de las tierras andaluzas, a donde habían llegado acompañando a los monarcas en
sucesivas campañas de reconquista. Éste representaba para ellos, personas con estudios
(No olvidemos que el bisabuelo de don Miguel, que llega a Córdoba, era Bachiller. Lo
que entonces sería algo así como hoy diplomado en una carrera. Con la diferencia de
que entonces eran muy pocos los que realizaban estudios) era, como decíamos, una
puerta abierta, en su búsqueda por situarse en la organización administrativa de la ciu-
dad. Otro punto a favor, en la formulación de esta teoría, está en el hecho de que la hija
natural de don Miguel utilice precisamente el Saavedra como su apellido; esto es, el del
linaje.
Hay que decir pues, a aquellos que para restar credibilidad a la posibilidad del origen
gallego de don Miguel usan la existencia de varias ramas de la familia de los Saavedra
en Andalucía u otros lugares. Estas ramas, por remoto que sea su asentamiento en esas
tierras, no dejan de tener un origen gallego. Como genealógicamente está demostrado
con los condes de Castellar, marqueses de Viana, duques de Rivas, etc. A aquellos que
hablan de la existencia de otros lugares en la península con el nombre de Cervantes; que
son muchas casualidades, que el autor del Quijote se refiera a un lugar en la montaña
leonesa (los Ancares son galaico-leoneses), como el del origen de su linaje y que
además exista en él presencia documentada del linaje de los Saavedra, en época ante-
rior al bisabuelo de Miguel de Cervantes, como ya reseñó Luis López Pombo en su
conferencia de semanas pasadas.
EL ESTUDIO DE LOS SAAVEDRA

Hace algunos años Joaquín Luaces Saavedra, al que yo conocía desde tiempo atrás, se
puso en contacto conmigo para pedirme que hiciera un estudio sobre su familia. Éste
era el de su linaje materno; los Saavedra de la Casa de Vilarello. Para lo que me aporta-
ba datos genealógicos hasta finales del siglo XVII. Quería que lo ampliara hasta donde
me fuera posible.
Debo reconocer que, por aquel entonces, ni si quiera sabía donde estaba Vilarello. Es
más, el hecho de que fueran alguaciles mayores de Millones de la ciudad y provincia de
Mondoñedo me hacía pensar en una ubicación geográfica de Vilarello bien diferente.
A pesar de que el estudio de los Saavedra no era nuevo para mí, pues hacía muchos años
que tenía en mi poder una copia del llamado “Memorial de la Casa de Saavedra”3,
además de haber trabajado sobre distintas ramas de este linaje. La línea que tenía ante
mi, no sólo me resultaba nueva, sino que me parecía me iba a resultar difícil llegar a
hilarla con las ramas que conocía; como no fuera la de los Saavedra de Sarria, ascen-
dientes de los condes de Gavia y otros títulos, de la que tenía datos hasta los primeros
años del siglo XVI.
3 El llamado “Memorial de la Casa de Saavedra” es una obra que sobre los descendientes de este linaje cubre un hueco cronológico importante, al margen de algunas inexactitudes que en ella de puedan produ-cir, como bien indica don Eduardo Pardo de Guevara en el tomo III del Boletín de la Asociación de Heráldica, Genealogía y Nobiliaria de Galicia. Su título es “Memorial de Inserciones Genealógicas Tocantes a la Casa y Antiguo Solar de Saavedra.” elevado en el año 1674 por don Fernando de Saavedra Ribadeneira y Figueroa XXIII poseedor de la Casa de Saavedra” Un repaso al “Memorial de la Casa de Saavedra” me recordó la existencia de una
rama de los Saavedra que se había asentado en tierra de Cervantes a inicios del siglo
XV. Desde ese momento, cuando ya me pareció clara la vinculación de los Saavedra de
Vilarello con ésta, la dificultad estaba en conseguir salvar la distancia cronológica en-
tre los primeros Saavedra llegados a Cervantes y los más antiguos que me aportaba
Joaquín Luaces Saavedra. Había un salto de casi tres siglos y, aproximadamente, nueve
generaciones.
El siguiente paso fue acudir paralelamente al Archivo Diocesano de Lugo y al Archi-
vo Histórico Provincial. En el primero consulté los libros parroquiales de bautismos,
matrimonios y defunciones y los beneficios parroquiales. En el segundo, los protocolos
notariales de distintos escribanos de la jurisdicción de Cervantes.
Los datos fueron apareciendo. Esta familia tenía el derecho de presentación en la pa-
rroquia de Vilarello. Lo que, automáticamente, me proporcionó tres generaciones más
por encima del antepasado más remoto del que tenía noticias el Sr. Luaces. Los protoco-
los fueron aportando escrituras de dote, testamentos y foros que venían a enriquecer los
datos de los personajes recién descubiertos. Por fin, una nueva escritura sobre determi-
nados derechos a un vínculo me proporcionaba una nueva generación; generación que,
además, los ponía en contacto directo con la Casa de Balgos, en la misma tierra de Cer-
vantes. Esta era la referencia recogida en el propio “Memorial de la Casa de Saave-
dra”
. Faltaban, no obstante, varias generaciones hasta enlazar ambas genealogías. Lo
que ya no iba a ser fácil, como no fuera a través de una documentación privada o un
expediente de nobleza.
Recuerdo que, por entonces, leí en “Fortalezas de Lugo y su Provincia” que de
esta casa procedían los antepasados de don Miguel de Cervantes. Posteriormente, volví
a leer este mismo comentario en un libro de Julio Pardo de Neira, aunque lo atribuí a un
eco del propio libro de Vázquez Seijas. No obstante, el autor tenía un conocimiento ge-
nealógico que podría ayudar a sostener con más argumentos esa teoría. Hablé de ello
con Joaquín Luaces Saavedra. Me dijo que no sólo había leído esto en varias publica-
ciones, sino que además en su familia venía de tradición que de la Casa de Vilarello
eran los antepasados de Cervantes.
Finalmente apareció el documento conductor que faltaba para unir ambas genealogías.
Octavio Cancio-Donlebun, genealogísta amigo, enterado del estudio que estaba reali-
zando me facilitó una “Carta de Nobleza”4 de dos caballeros vinculados a su familia que
elevaron a la Real Chancillería de Valladolid al trasladarse a vivir en Asturias. El men-
cionado expediente, se enriquecía con datos procedentes de otro anterior, elevado por el
capitán don Alonso de Quiroga, vecino del coto de Villapún; hijo de un caballero de la
Casa de Vilarello. El recorrido genealógico era notable. Llegaba hasta doña Urraca
Méndez de Saavedra, de la Casa de Balgos, casada con Pedro Gómez de Cancelada y
Lamas, dueño de la Casa de Vilachá de Cancelada. Contemporáneos, aproximadamente,
del bisabuelo del célebre escritor. Ella era hija de don Alonso López de Saavedra que,
igualmente, pudo haber sido padre o hermano del bisabuelo de Cervantes. En cualquier
caso, el padre de Alonso, don Gonzalo Méndez de Saavedra, dueño de la Casa de
Balgos, y sospecho que de la primitiva de Vilarello, tiene para mi todos los visos de ser
el antepasado común de los de Vilarello y de don Miguel de Cervantes, con permiso de
la “Genealogía”.
En estos momentos, de que venimos hablando, tenían los Saavedra de esta rama co-
mo Casa principal la de Balgos, por ello es la que nombran e incluso, a veces, la incor-
4 Expediente de Nobleza de don Carlos y don Francisco de Saavedra y Prado, vecinos de Asturias, de 1787 y el Expediente de Nobleza del Capitán Alonso de Quiroga, vecino del Coto de Villapún en 1641 ambos ante la Real Chancillería de Valladolid. poran como apellido. La de Vilarello va acrecentando su poder con importantes foros en siglos posteriores. Culminando su pujanza cuando los condes de Cañedo les ceden en foro la jurisdicción de la parroquia, entre finales del siglo XVII y principios del XVIII. Esto, repito, no tiene que ver con que ya existiera la Casa de Vilarello, como podría parecer. Lo normal, en épocas en que los medios de transporte eran tan arcaicos, es que estos caballeros, que tenían buenos patrimonios, tuvieran casas allí donde llevaban foros y propiedades. Los que, fruto de la división entre hermanos, antes de la proliferación de la fundación de los mayorazgos en Galicia, dieron un mayor nombre a casas que en principio quedaban diluidas por el poder de la principal. El primero de los objetivos de la proliferación de los mayorazgos, regulados por una Orden Real que venía a hacer más factible su fundación, era precisamente evitar la fragmentación de los patrimonios hidalgos que estaba llevando a la “pobreza” a nume-rosas casas importantes, como reconocen numerosos fundadores de estos. Ejemplo de ello, lo es la propia Casa de Saavedra en Galicia que de ser caballeros principales, muy cercanos a sus soberanos, salvo los de Parga, pasaron a ser una red numerosa de impor-tantes casas hidalgas, pero lejanas de ese esplendor que, sin embargo, sí les acompañó en sus ramas andaluzas. LA LEYENDA DE LOS SAAVEDRA

Según el profesor Nicandro Ares, uno de los mayores expertos en el estudio de la to-
ponimia que tenemos en España, Saavedra es un topónimo compuesto del sustantivo
anterior más el adjetivo “vetera”. Significa “casa antigua”,
y como veremos, la
Casa de Saavedra es verdaderamente antigua.
En la Enciclopedia de Heráldica y Genealogía de los hermanos García Garrafa, en el
apartado referido al apellido Saavedra, dice lo siguiente:
“El origen de esta gran familia se ignora, porque se pierde en la noche de los tiempos.
Noticias absurdamente fabulosas lo remontan a Hércules, Rómulo, Calígula, etc. con
evidente desenfado de los autores que lo recogen”.
Informes más veraces –continua- de los primeros cronistas e historiadores, entre ellos
don Servando , don Pedro Seguino y otros, coinciden en admitir como tronco indudable
de esta antiquísima casa en Galicia a don Fernando o Fernán de Saavedra, reconocido
también como primer ascendiente de la de Sotomayor.
Vivía dicho caballero por el año 698. Fue el fundador del castillo de Eris, en el coto de
Saavedra primitivo solar de esta familia en las tierras de la hoy parroquia de Saavedra,
del ayuntamiento de Begonte y provincia de Lugo. En tan pretéritos tiempos también
era Fernán de Saavedra, conde de los patrimonios de Galicia, esforzado guerrero y po-
deroso personaje. Murió en la batalla de Guadalete. Tuvo dos hijos de su esposa doña
Ilduara o Aldara, señora del Castillo de Arias; don Arias Fernández, primer señor de la
Casa de Saavedra y don Sorred Fernández, primero de la de Sotomayor.
En don Arias Fernández recayeron, como primogénito, el Castillo de Eris, coto de
Saavedra y Castillo de Arias. Fue protagonista de las leyendas jacobeas sobre la Reina
Lupa. Fue, además de primer señor de la Casa de Saavedra, uno de los capitanes del
Rey Don Pelayo, con quien se halló en la batalla de Covadonga.
Nieto del anterior fue don Arias Lucido, Ricohombre del rey don Alfonso II “El Cas-
to”, conde de la tierra y comarca del Miño que en unión de su cuñado, el conde Oveco
Mesía, dio muerte al rey Mauregato. Estuvo casado con doña Brunilda, hija del rey don
Silo. Nuevo caballero de este linaje fue don Aloito Lucio, conde y ricohombre del rey
don Ramiro II y caudillo de sus ejércitos por el año 933, que contrajo matrimonio con
doña Adosinda Gutiérrez, hermana de San Rosendo fundador del convento de Celanova, cuya iglesia consagró con la asistencia de once obispos y veinticuatro condes, además de la del propio rey. El séptimo señor de la Casa de Saavedra, don Fernán Arias de Saavedra, ricohombre y merino mayor del Rey don Sancho I, que premió sus servicios con toda la tierra de Par-ga, fue el primero que tomó el apellido del nombre del coto de Saavedra, perteneciente a su señorío. En unión de su padre, hermanos y otros parientes participó en la expulsión de los moros de Astorga, Ponferrada y Villafranca. Vivía por el año 990. Noveno señor de Saavedra fue don Arias Fernández de Saavedra fundador del monasterio de Bóveda con su mujer doña Godina Ordóñez, hermana del conde de Lugo, don Ero Ordóñez, capitán general del Rey Alfonso III. Su sucesor, don Fernán Arias de Saavedra, fue asesinado por el conde don Rodrigo Froyaz en el palacio real, envidioso de su privanza con el rey don García de Galicia. El undécimo señor fue don Payo o Pelayo Fernández de Saavedra, ricohombre de Alfonso VI, a quien acompañó en la conquista de Toledo. Casó con doña Analda Pérez de Miranda, hija del conde de Miranda, don Pedro Analfo. Don Arias Pérez de Saavedra fue ricohombre de Alfonso VII y murió durante el sitio de Coria en Cáceres. Estuvo casado con doña Teresa Fernández de Castro. A quien su-cedió al frente del solar de sus antepasados don Fernán Arias de Saavedra, tercero de este nombre, señor de los estados de Saavedra, Arias y de toda la tierra de Limia. Rico-hombre del rey don Fernando II de León y capitán general de toda la gente de Galicia. Casó con doña Teresa Bermúdez de Trava, hija del conde de Trastámara, don Bermudo Pérez de Trava y de su mujer la infanta doña Urraca Henríquez, hermana del rey de Por-tugal don Alfonso I Henríquez; hijos ambos del conde Enrique de Borgoña y de doña Teresa, hija del rey Alfonso VI. Hermano del mencionado señor de Saavedra fue don Pedro Arias, señor de Monterroso, uno de los caballeros que fundaron la Orden Militar de Santiago. Fue pa-dre de don Arias Pérez, quinto maestre de la Orden de Alcántara. Don Pedro Fernández de Saavedra, señor de la Casa de Saavedra por el 1227, fue al-caide de Cáceres y ricohombre de los reyes Fernando III “El Santo” y Alfonso X “El Sabio”. Su hijo y sucesor, don Alfonso Pérez de Saavedra, ricohombre como su padre se halló en la conquista de Jaén, Córdoba y Sevilla. Se casó con doña Mayor López de Ulloa, de la importante casa de este nombre. Acudió además, en plena juventud, a la conquista de Sevilla, donde obtuvieron repartimiento. Otros señores de la Casa de Saavedra fueron don Alonso Fernández de Saavedra, espo-so de doña Juana Manrique de Lara, hermano de don Juan de Saavedra, obispo de Pa-lencia. Don Juan García de Saavedra, señor de esta casa y de los heredamientos de Sevi-lla, ricohombre del Rey don Alfonso XI que lo armó caballero de la Banda en Burgos. Asistió a la batalla del Salado e intervino en toda la guerra de Algeciras. Fue embajador en Portugal. Vigésimo segundo señor de Casa de Saavedra fue don Gonzalo Arias de Saavedra que heredó los señoríos de Galicia y fue ricohombre de distintos reyes. Se casó con doña Usenda Pérez de Lugo. Tuvo por hermano a don Fernán Yánez de Saavedra, que suce-dió en la Casa y heredamientos de Sevilla. Fue doncel de Pedro I y camarero de Enrique IV. De su matrimonio con doña Violante Pérez de Castro nació don Fernán Arias de Saavedra, I señor de Castellar y del Viso, alcaide de Cañete del Real, caballero de la Banda, veinticuatro de Sevilla, varón muy señalado y famoso capitán; a uno de cuyos descendientes, premió el rey don Carlos I en 1539 con el condado de Castellar. Otros fueron mariscales de Castilla, señores de Zahara, duques de Rivas, etc. En este rápido repaso por los antiguos señores de la Casa de Saavedra hemos podido ver como esta entroncó con los linajes más importantes, no sólo de Galicia. LOS SAAVEDRA DE LAS CASAS DE BALGOS Y VILARELLO
DE LA IGLESIA EN EL ACTUAL MUNICIPIO DE CERVANTES
Don Fernando Rodríguez de Aguiar, hijo de don Gonzalo de Saavedra y doña Aldara Díaz de Neira, nieto de don Diego González de Saavedra y doña Inés Fernández de Aguiar, señora de la Casa de Aguiar en Taboi, Outeiro de Rei , que era sobrina del célebre obispo de Lugo don Pedro López de Aguiar. Éstos estaban, además, dentro de la red familiar del célebre “Mariscal Pardo de Cela” cuya madre era natural de la Casa de Taboi, de ahí que él utilizara entre sus armas el águila de este linaje. Fue el mencionado don Fernando Rodríguez de Aguiar (que toma el apellido del linaje de su abuela paterna), padre, entre otros, de doña Urraca Méndez de Saavedra, casada con don Diego Gómez de Cancelada, señor de la Casa de Balgos. Primera Saavedra que aparece en la tierra de Cervantes a principios del siglo XV. Fueron padres de don Gon-zalo Méndez de Saavedra de Balgos, en quien quedó la Casa de Balgos, y de don Diego Gómez de Cancelada. Don Gonzalo Méndez de Saavedra fue padre de don Alonso López de Saavedra y éste de doña Urraca Méndez de Saavedra, de igual nombre y apellidos que su bisabuela. Sucesora en la Casa de Balgos, se casa con don Pedro Gómez de Cancelada y Lamas, dueño de la Casa de Vilachá de Cancelada. Nace de éstos, don Alonso López de Balgos y Lamas Cancelada Nocedas, casado con doña Constanza García de Quiroga, hija de los señores de la Casa del Carballedo en Quiroga, don Juan de Losada y Quiroga5 y doña Violante de Balboa Ribadeneira . De don Alonso nace, entre otros, don Pedro de Saavedra y Quiroga que sucede en la Casa de Vilarello de la Iglesia que convierte en su principal dominio. Toma definitiva-mente para esta línea los apellidos de Saavedra y Quiroga que llevaran durante genera-ciones sus descendientes. Se casa con doña Constanza de Valcarce y Armesto. La Casa de Balgos continua en su hermano Alonso López de Cancelada y Balgos. Nuevo sucesor en la casa fue don Diego de Quiroga y Saavedra, hijo del Pedro, que antepone el linaje de Quiroga al de Saavedra y funda el mayorazgo de Vilarello el día 6 de septiembre de 1614, ante el escribano de San Román de Cervantes don Pedro Gómez de Cedrón, a favor de su hijo don Pedro habido en su matrimonio con doña Catalina García de Vilamane. Don Pedro de Saavedra y Quiroga, primer sucesor en el mayorazgo de la Casa de Vila-rello de la Iglesia, estuvo casado con la longeva y lúcida doña Catalina de Quindós a la que años más tarde tocaría ser tutora nada menos que de sus bisnietos. Era de la antigua y poderosa Casa de Quindós, donde fue a casar una hermana de don Pedro. De esta hermana descienden los marqueses de San Saturnino y condes de Fontao, entre otros. Don Pedro fue merino de la jurisdicción de Lea por los condes de Villanueva de Cañe-do. Sucede en el mayorazgo de la Casa de Vilarello, el hijo mayor de don Pedro y doña Catalina, don Diego de Saavedra y Quiroga que contrae primeras nupcias con doña Mi-caela Gayoso de Mendoza, para lo que es ricamente dotada. Era residente en Santiago e hija de una importante casa gallega como es la de los señores de Guntín en Bóveda, antecesores entre otros, de los señores de Oca y duques de Medinaceli. Contrae nuevo matrimonio, una vez viudo de doña Micaela, con doña Antonia de Miranda Osorio, de 5 Hermano entre otros, según diferentes genealogías, de doña Milia Vázquez de Quiroga, esposa de don Pedro Garza de Castillón, señor de la Casa de Tor, uno de los personajes de la obra romántica de Benito Vicetto “Los Hidalgos de Monforte”. la Casa de Adelán en Alfoz de O Valadouro, descendiente también de la vieja Casa de
Saavedra6. La que aporta al matrimonio, entre otros, el cargo de alguacil mayor de Mi-
llones de la ciudad y provincia de Mondoñedo, para la Casa de Vilarello. Era hermana
de Fray Diego Basanta Osorio, obispo electo de la ciudad de Puerto Rico. Estaba
además emparentada con el obispo Bernardo Gascó, del que hereda numerosas rentas
en el Corral de Almaguer, la Mancha “de nuestro Quijote”.
De la época de su segundo matrimonio son las armas que lucían en la fachada de Vila-
rello y que representaban a los Saavedra, Quiroga, Miranda y Osorio. El día 26 de octu-
bre de 1672, administrado de los Santos Sacramentos, se sepulta a don Diego en la ca-
pilla mayor de la iglesia de Vilarello. Entre sus varios hermanos quedaba doña Francis-
ca de Quiroga Saavedra, casada con don Pedro Gómez de las Riberas, dueños de la Casa
del Retiro en Puebla de Burón, ascendientes entre otros de los marqueses de Villaverde
de Limia.
Sucede en la mayorazgo don Diego Antonio de Saavedra y Quiroga, bautizado en la
iglesia de Vilarello el 8 de junio de 1668, que figura no sólo como dueño de la Casa de
Vilarello sino de su jurisdicción. Casado con doña Beatriz de Quiroga Armesto y
Pimentel quienes, por escritura de 24 de febrero de 1706, compran una Casa en la famo-
sa calle de la Hiedra de Villafranca del Bierzo, en la que en lo sucesivo vivirán princi-
palmente, aunque acudiendo frecuentemente a la de Vilarello. Éste figura empadronado
como noble en los padrones de Calleita de Vilarello de 1702-1709 y 1737, como hidal-
go notorio de casa y solar conocido.
Fueron padres de don Diego Bernardo de Saavedra y Quiroga, bautizado en Vilarello
el día 6 de septiembre de 1695, actuando como padrino el Conde de Villanueva de Ca-
ñedo. Contrae primer matrimonio con doña María Ángela de Navia Sanjurjo Aguiar y
en segundas con doña Antonia Bustamante Portocarreño y Melgar, hija del caballero de
Santiago don Diego Bustamante Melgar, vecino de Benavente. Fruto de este segundo
matrimonio fue don Diego Saavedra Quiroga Bustamante, Teniente Coronel de los Re-
ales Ejércitos y sucesor en la Casa de Vilarello que casa con doña Luisa Osorio y
Flórez, de quienes nació a su vez don Joaquín Saavedra Osorio que casó con doña Joa-
quina Bálgoma y Quiroga, hija de don Tomas de Bálgoma y doña María Paula de Qui-
roga y Valcarce. Nuevo entronque con el linaje de los Quiroga; muy asentado en Villa-
franca. Sobre el cual, fundamentalmente sobre sus ramas luguesas y remotas, estoy pre-
parando un trabajo con Ángel Urquijo y Fernández de Córdoba.
Don Diego y doña Joaquina fueron padres de Don Joaquín Saavedra Bálgoma, bauti-
zado el día 21 de abril de 1830 en la parroquia de San Nicolás de Villafranca. Fue dipu-
tado en las Cortes Constituyentes de 1869, representando el distrito de Villafranca; se-
nador por la provincia de León, y posteriormente senador vitalicio hasta su fallecimien-
to en Madrid el 17 de enero de 1897, además fue consejero de Estado, director general
de Propiedades y Deuda del Estado y estaba en posesión de la gran cruz de Isabel La
Católica7.
Don Joaquín Saavedra Bálgoma se casó con doña Carlota Magdalena Peiralón, hija
del I conde de Villapún y dueño del pazo de Doncos, don José Bruno Magdalena y
García de Vilouta. Fruto de este matrimonio nacen, entre otros, don Joaquín Saavedra
Magdalena, sucesor en la Casa de Vilarello por partija, casado con doña María Luisa
Vélez Granados. Don Carlos Saavedra Magdalena, jefe del Cuerpo General de la Arma-
da, dueño por herencia de su primo, don Fernando de Miranda y Magdalena, de la Ca-
sa-Fortaleza de Camba, al que “La Historia de la Casa-Fortaleza de Camba” llama
conde de Villapún, al igual que a su primo, pero que nunca llegaron a ostentar al ser
6 El entronque con la Casa de Adelán aparece recogido en “El Memorial de la Casa de Saavedra” 7 “El Señorío de Arganza” de don Pedro Alonso Álvarez, tomo II. suprimido el 8 de septiembre de 1858, parece que por no haberse abonado el impuesto
especial del decreto de 28-12-1846. El primer conde, abuelo de los mencionados, había
fallecido el 28 de marzo de1847 y su hija mayor, doña Consuelo Magdalena realiza los
trámites para la sucesión el 12 de septiembre de18588.
Otra hija fue doña Magdalena Saavedra Magdalena, casada con don Joaquín Álvarez
de Toledo y Pérez España, que hereda de sus tíos el Palacio de Arganza en Villafranca.
Don Joaquín, junto a su hermano Carlos Álvarez de Toledo lanzan al mercado la marca
de vinos “Palacio de Arganza” que mereció dos medallas de oro en la Exposición Inter-
nacional de Barcelona de 1929.
De esta Casa de Arganza fue administrador durante algún tiempo el padre del escritor
romántico Enrique Gil y Carrasco autor de “El Señor de Bembibre” a cuya protago-
nista femenina se la hace hija de los señores de Arganza.
Otro hijo de don Joaquín fue el senador, durante varias legislaturas de inicios del siglo
XX don Álvaro Saavedra Magdalena, casado con doña María Gaytán de Ayala y Jusué
y don Julio Saavedra y Magdalena, casado con doña Celestina de la Torre Gago. Des-
cendientes de estos dos últimos reclaman la rehabilitación del condado de Villapún,
pero este sigue suprimido.
Hijos de don Joaquín Saavedra Magdalena fueron, entre otros: doña Carlota Saavedra
Vélez, casada con el ingeniero don César Luaces Cañedo, hijo del diputado por A Fon-
sagrada e ingeniero, don César Luaces Alonso-Magadán. Fueron padres, entre otros, de
don Cesar y don Joaquín Luaces Saavedra, a quienes tuve el placer de conocer. Con el
último de los cuales, culto ingeniero de Caminos jubilado residente en Renedo (Valla-
dolid) llevo una relación de años; debido al encargo de investigar a sus antepasados de
Vilarello de la Iglesia y al que tengo que agradecer la cesión de datos para la elabora-
ción de un amplio trabajo sobre los Saavedra de Vilarello, gracias al cual es posible que
yo haga esta disertación.
La Casa de Vilarello, no obstante quedó en doña Concepción Saavedra Vélez, casada
con don José Álvarez de Toledo, sobrino de don Joaquín Álvarez de Toledo, quienes
hacia el año 1960 venden la casa y propiedad. Retiran el escudo de la fachada del ca-
serón y lo trasladan a su casa de la calle de la Hiedra en Villafranca del Bierzo.
Finalmente he de decirles que cuando, en su día, dije a Joaquín Luaces Saavedra que
la historia antigua de los Saavedra era imprecisa y tenía un poco de leyenda el me con-
testó: ya lo sé, pero una leyenda tiene más valor cuanto más antigua. A ello, sin una
prueba documental firme, aunque sí indicios suficientes para formular esta hipótesis, me
remito como un nuevo aporte a la defensa del origen gallego de la familia de Cervantes:
a la tradición. A lo que dicen los dueños actuales de la Casa de Vilarello de la Iglesia. A
lo que decían los antepasados de don Joaquín Luaces Saavedra y que va cuadrando con
la investigación.
8 Sobre este título nobiliario publicó un trabajo Luis López Pombo.

Source: http://www.concellocervantes.es/portal_localweb/RecursosWeb/DOCUMENTOS/6/2_520_9.pdf

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