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Releed Textos Fundamentales
República, Escuela y Democracia
3ra. Sesión de Cuestiones Disputadas:

Autor del texto: Emilio Suñé Llinás
Título del texto: Manifiesto para una Nueva Ilustración
Lector del texto: Carlos Saltor

Críticas, Cuestiones y Comentarios - Lalo Ruiz Pesce

MANIFIESTO PARA UNA NUEVA ILUSTRACIÓN
PÁGINA 1
1.- Principios de la Nueva Ilustración
1.1. La muerte de la antigua Ilustración: ni libertad, ni igualdad, ni
felicidad

Crítica Semántica: Ya aquí, desde el subtítulo del acápite 1, surge una cuestión filosófica que estimo gravitante: la tríada “ilustrada” de la Revolución
Francesa no completa “libertad” e “igualdad” con “felicidad”, sino con
“fraternidad”¸ la más gravosa muerte de la “antigua Ilustración”, no es o no
sería, como sostiene este Manifiesto la “infelicidad” de este Mundo Feliz
prometido por la ilustración liberal-, dicho a la Aldous Huxley, sino,
precisamente, en el olvido de la “fraternidad”, como apuntaremos más adelante
en estas críticas/cuestiones/comentarios al Manifiesto para una Nueva
Ilustración.


Párrafo 1

Renglón 1 Crítica Semántica: La utilización del término “Estado de Bienestar”,
asociado como está al concepto de “felicidad”, son conceptos de cuño
iusfilosófico de una filosofía más “moderna” –en el sentido de la sociedad civil o
burguesa
(como el propio Suñé Llinás se encargará luego de resaltar); y son
nociones legítimas de suyo para tratar un tema “ilustrado”; y, por cierto, es
significativo su emplazamiento aquí, en el contexto de este Manifiesto para una
Nueva Ilustración
, inspirada como está ésta en el pensamiento jurídico y
político de un Locke y de un Kant; mas, no obstante todo ello, pienso que en el
horizonte de sentido de un pensamiento de la filosofía jurídica y política de otra
modernidad iusfilosófica y filosófico política, que no es “antiilustrada”, ni peca
de irracionalista, ni incurre en romanticismo político alguno –verbigracia como
el de Carl Schmitt-, son conceptos cardinales –especialmente el de “Bienestar
que cabría contradistinguirlo del “Bien Común”, de cuño más aristotélico, como
fin último del ordenamiento político. Eso, estimo y conjeturo, ya comporta una
cierta petición de principio ilustrada y liberal, legítima por cierto, como digo,
pero que, sin embargo, lo quiera o no, compromete el espíritu y el temple de la
filosofía jurídico-política del propio Manifiesto para una Nueva Ilustración. Un
pensamiento jurídico-político de corte personalista y comunitario, como el de
Maritain y Mounier, por caso, o de la filosofía jurídica y política de más reciente
concepción, la de los comunitaristas, como Alisdair Mac Intyre o Charles

Taylor, -enfrentada, no por casualidad con pensadores “neoliberales” o
“neoilustrados”, por ejemplo, acentuarían otras claves y retornarían a la
tradición iusfilosófica orientada hacia el “Bien Común”. Y ésta, estimo, es una
disputa filosófica de fondo, porque confrontan –dicho en los términos del
proyecto de “República, Escuela y Democracia”- las antropologías políticas
del hombre moderno (homo patiens), entre las variantes demens idealista
(racionalista e “ilustrada”, por ejemplo la línea que va de Spinoza a Hegel), por
un lado, y la variante demens pragmática (empirista y “romántica”, por
ejemplo la línea que va de Maquiavelo-Hobbes-Rousseau a Marx y Nietzsche,
o el “raciovitalismo” de Ortega y Gasset, para mencionar a un español que
profesa admiración por la ilustración. Y en el “centro” de esta cuestión
disputada de la filosofía jurídica y política, se presentan -en este esquema
investigativo de Paideia/Politeia-, las variantes idealista y realista del homo
patiens amans
, en cuya antropología política encontramos –una modernidad
alternativa-, que va del pensamiento jurídico-político “idealista”, en una línea
que va de Santo Tomás Moro y Leibniz a Sören Kierkegaard, o don Miguel de
Unamuno, para mencionar un español de “carne y hueso”, como gustaría decir
él, y el pensamiento jurídico-político “realista”, que va de Francisco de Vitoria
OP y Francisco Suárez SJ a León XIII, Jacques Maritain, Santa Edith Stein, o
María Zambrano, para mencionar, al fin, dos filósofas políticas, y una de ellas,
la autora de Persona y Democracia, española o, dicho a la Suñé Llinás,
Iberoamericana hasta los tuétanos, como su admirado Unamuno.
Renglón 3 Crítica Semántica:
En la expresión “donde las conciencias ciudadanas, adormecidas por el
consumismo, afloran ingentes dosis de soma…”. La importancia de la
utilización de este término, soma, -estimo- requiere una mayor explicitación o
discusión. Si uno se atiene a la acepción que da el Diccionario de uso del
español
María Moliner, éste consigna en su primera acepción, científica, de
“soma”a “cuerpo por oposición a ´espíritu´”. Lo que, filosóficamente, no es, por
cierto, baladí. Prueba de ello es que, quizás -muy “ilustradamente”-, Suñé
Llinás dejará tácita esta espinosa cuestión de mente-cerebro, y optará, sin
explicitar esa significativa opción conceptual, por asumir el término “cerebro”. Y
lo que creo que aquí puede ponerse en discusión es, precisamente, si la vieja o
nueva ilustración, con su sesgo cientificista –y sus corolarios materialistas o
positivistas- ya han optado por el “cerebro” –que también es “soma”, o, más
crasamente, “materia” - e impugna, por contrario imperio, a “mente” –que
connota “espíritu”-. Un juego de palabras en inglés muestra la significación de
esta dialéctica entre “materia” (matter, en inglés) y “espíritu” (mind, en inglés).
What is matter? No mind” (Qué es la materia? No es mente –espíritu-; pero el
juego perdido en la traducción “literal” pierde el segundo significado, para el
que “no mind” significa también “no importa”). La segunda pregunta dice “What
is mind? No matter
” (Qué es la mente/espíritu? No es materia /y también “it
doesn`t matter
” significa coloquialmente “no importa”. De allí que sea muy
relevante si uno elige hablar de “cerebro” –referido al soporte material o
somático-, o si habla de “mente”, connotando el espíritu, lo “pneumático”, dicho
en griego.

Párrafo 2 y 3
Renglones 1 a 9 del párrafo 2. Crítica Semántica. Nuevamente surge el
término –no explicitado- de “soma” y “Estado de bienestar”. “El soma llena la
vista, tapona el oído y su gusto empalagoso atiborra el mundo rosa, que
indefectiblemente se asimila a un supuesto corazón, cuando en realidad arraiga
más bien en otras vísceras, de las que sería hasta impúdico hablar…
Renglones 1 a 6 del párrafo 3. Crítica Semántica Cualesquiera que sean las
vísceras supuestamente rosas, tanto ellas como el propio cerebro, resultan
profundamente lesionadas por tal sobredosis de estupidez, agresividad, vacío e
infelicidad”. Personalmente comparto, de un modo visceral este diagnóstico
cultural de Suñé Llinás; es lo que en el proyecto de “República, Escuela y
Democracia - Paideia/Politeia: Del homo sapiens amans al homo patiens
amans
-“ se denomina “tragedia educativa y tragedia democrática”. Y es
evidente que este manifiesto ilustrado se ubica en las antípodas de esta
sobredosis “somática” de estupidez, agresividad, vacío e infelicidad, mas,
paradójicamente lo hace apelando a términos que son más “somáticos” que
“pneumáticos”.
PÁGINA 2
Párrafos 5 y 6
Párrafo 5; renglones 5 a 7 Crítica Semántica De nuevo reintroduzcamos la
cuestión mente-cerebro, cuando se dice “…dónde tendrá el cerebro alguien
para quien lo más relevante de una mujer son sus medidas”; aquí se advierte
con claridad cómo la crítica a la antropología política del homo patiens demens
atenido a lo hedonístico, lo material, lo “somático”- de este Manifiesto se hace
incurriendo en aquello que critica, apelando al “somático” cerebro, y no a la
“pneumática” mente. Y el párrafo concluye aludiendo a “la imagen de alguien
que tiene el cerebro en los bajos…”; y eso que tipifica al hombre “demente”, o
“amente” como decían filósofos y teólogos del Siglo de Oro español –
discutiendo sobre la presunta humanidad de los aborígenes de las Indias (vide
polémica Bartolomé de las Casas o Francisco de Vitoria y Ginés de
Sepúlveda). Con lo cual la antropología política de esta Nueva Ilustración
repristinaría la sustancia “somática” de la vieja. Algo, que no dudo, va en
sentido contrario a lo que desearía sostener Suñé Llinás.
Párrafo 6; renglones 1 a 4 Crítica Semántica Derivando de lo antes dicho Suñé
Llinas afirma que “estos son algunos de los símbolos de nuestro Estado del
Bienestar; el bienestar de una sociedad civil drogada y presa de una radical
infelicidad; hasta el punto de que ni siquiera le dejan ser capaz de reconocerse
como tal sociedad civil”. Si evocamos lo antes dicho, semánticamente, sobre la
no realizada contradistinción entre “bienestar” y “bien común”, como fines
orientadores del ordenamiento jurídico y de la convivencia política de las
sociedades modernas, advertiremos aquí interesantes y paradójicas
consecuencias. A saber, el “bienestar” sí es un fin apropiado para la sociedad

civil o burguesa (bürgerliche Geselsschaft), como la llama Hegel, y este
romántico ilustrado autor de la “Fenomenología del Espíritu”, alude
expresamente al “bienestar o felicidad” en el parágrafo 123 de su Filosofía del
Derecho
, punto preciso en el que el propio empirista liberal John Locke, a cuya
estirpe iusfilosófica se adscribe Suñé Llinás, no estaría tan en desacuerdo.
Pero ese bienestar (y esa felicidad) serían insuficientes para legitimar
iusfilosóficamente un cabal estado de derecho o estado político, tal como los
entienden –cambiando lo que hay que cambiar en las analogías históricas de
los siglos XIII, XVI y XX d.C.- Santo Tomás de Aquino, Francisco de Vitoria, o
Jacques Maritain, por ejemplo, para mencionar eminentes representantes de la
primera, la segunda y la tercera escolástica.
1.2. La nueva casta privilegiada del poder: La clase político-académico-
mediática
PÁGINA 3

Párrafo 4; renglón 3 Semántica “José Luis Pinillos”: si es relevante aclarar
quién es
Párrafo 5; renglones 4 y 6 Semántica “casta…. casta”: quizá convenga buscar
sinónimos o términos análogos para no abusar de la reiteración de la palabra
“casta”
PÁGINA 4
Párrafo 10; renglón 6 Sintaxis Después de signo de interrogación no va el
punto (vide passim: por ej. Párrafo 11, renglón 1; acápite 1.3.; párrafo 2,
renglón 2… y así siguiendo. Es fácil corregir todo el documento poniendo
“reemplazar”, y colocar en la primera ventana “?.”, y en la segunda,
simplemente, “?”
PÁGINA 5
1.5. Derechos del hombre, metecos,
fascismo
Párrafo 1; renglón 1 Semántica “…diría Paine”: aclarar, contextualizar…
aunque fuese via Wikipedia o Google
Párrafo 3; renglón 13 Semántica “lettres de cachet de Luis XIV”:
aclarar/explicitar
Párrafo 4; renglón 4 Semántica “envilecida por la irracionalidad antiilustrada”,
quizá estos conceptos constituyan el núcleo ideológico de la ponencia de Suñé
Llinás, y, de ser así, estimo conveniente que explicite o explaye más su
pensamiento al respecto.
PÁGINA 6
1.8. El vacío de nuestros días.
Párrafo 1; renglón 1 Sintaxis “…En el vacío. Ésta es la respuesta” (acento en
“Ésta”)

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Párrafo 2; renglón 1/2 Sintaxis: Intercalar punto y coma: “es la libertad misma lo
/ que está en juego;…”
1.7. Vindicación de una Nueva Ilustración
Párrafo 1 (completo) Cuestión semántica: ¿Cómo emplazar y contextualizar
esta “vindicación de la Nueva Ilustración” ante las contundentes críticas
filosófico-históricas de la catástrofe del progreso, ínsito al proyecto civilizatorio
de la modernidad ilustrada, cuando este pensador judío alemán –en el contexto
de la barbarie nazi- propone “peinar la historia a contrapelo”, de las “historias
oficiales”, la historia de los “vencedores” o victimarios, para empezar a
auscultar la historia de los vencidos (de siempre), la historia narrada desde las
víctimas
. En este contexto se ilumina la tesis histórica benjaminiana, que afirma
que todo documento de civilización es al mismo tiempo un documento de
barbarie
; núcleo que invierte la dialéctica civilización/barbarie; es esta una
dialéctica que, mutatis mutandi, se encuentra presente ya en el “progresismo”
de la filosofía de la historia desde “el punto de vista cosmopolita”, y el secreto
plan de la naturaleza” de Kant, como en la “astucia de la razón” de la dialéctica
del “Espíritu Absoluto” de Hegel, hasta el progreso inexorable del materialismo
dialéctico como materialismo histórico
de Marx, hasta la voluntad de poder y el
superhombre de Nietzsche, llegando hasta las riberas históricas
“hispanoamericanas” de la “civilización o barbarie” del Facundo de Domingo
Faustino Sarmiento, o, incluso, hasta el más liberal y “republicano”
pensamiento iusfilosófico y constitucional del tucumano Juan Bautista Alberdi.
Todo ello, reitero, da pábulo a la Dialéctica de la Ilustración, que Horkheimer y
Adorno elaboraran desde los escombros de la Segunda Guerra Mundial, tras
las huellas –no siempre confesadas- del señero pensamiento de Walter
Benjamin.
Párrafo 2 Cuestión semántica Es, a mi juicio, sintomático el que la “vindicación
de la Nueva Ilustración
”, “a pesar de todos los pesares” –al decir del propio
Suñé Llinás- crea que deba erigirse a partir de cierto elogio o reconocimiento a
la valía de la vieja Ilustración, la cual, dice el Manifiesto, “no dejaba de tener
una singular grandeza de espíritu” –adviértase, de paso, que aquí no cabría

usar el término más “ilustrado” de grandeza de cerebro-. Y ello se ve reflejado –
continúa el texto- “en su afán de culturizar al pueblo…”. De aquí se toma
impulso para formular “el primer y más grande principio de la Ilustración”: “la
ilustración del pueblo”; “educar al soberano”, decían los “viejos” románticos,
adjetivamente ilustrados, como nuestro mentado Sarmiento. Y “no hay
democracia posible sin un alto nivel de cultura cívica”, añade el texto aquí. Pero
recién en este punto llegamos al núcleo del cuestionamiento filosófico jurídico-
político que se puede plantear a este Manifiesto; Suñé Llinas manifiesta que
esta culturización (cívica) o ilustración del pueblo se hace siguiendo un
paradigma pedagógico (Paideia), el “mismo paradigma de ser humano que
(tuvo) la polis ateniense (Politeia)”; y en lógica consecución con ello se nos
propone aceptar el modelo de “un ser humano que responda al ideal socrático
de la virtud a través conocimiento, del auténtico conocimiento, que al ser
capaz de aprehender lo que es el bien
, no puede, de ninguna manera,
desear el mal. Ya es hora de que sea una especie propiamente humana,
alejada culturalmente de su biológica raíz animal, la que por fin pueble la
tierra”, concluye Suñé Llinás. La discusión de este Manifiesto para la Nueva
Ilustración
es la tercera sesión del programa “Releed Textos Fundamentales”,
en que se están vehiculizando las cuestiones disputadas en torno al proyecto
República, Escuela y Democracia”; fue antecedido de la discusión de otros dos
textos fundamentales: La sabiduría del amor de Alain Finkielkraut y El
humanismo del otro hombre
de Emmanuel Levinas, en los cuales se daba
cuenta, básicamente, del revolucionario pensamiento de la alteridad del propio
Levinas, que confronta, precisamente, con esta milenaria filosofía de la
mismidad, que arranca en el “conócete a ti mismo” de Sócrates/Platón y se
consuma, moderna e ilustradamente, en la autonomía moral kantiana y en la
autónoma autorrealización –del romanticismo ilustrado- del Espíritu Absoluto
que se sabe a sí mismo hegeliano… extendiéndose, en una última “vuelta de
tuerca” epigonal en la monadológica “egología trascendental” de la
fenomenología husserliana y en la interpretación de sí mismo (la
autointerpretación o “Selbstdeutung”) del “ser ahí” (Dasein) heideggeriano. De
Sócrates a Heidegger, pues, para citar las “cabezas de puente” filosófico más
significativas de la historia filosófica (occidental) de la mismidad, se viene
dando acríticamente por buena esta concepción “socrática” de que “la maldad
no es sino ignorancia
”, como recalca Suñé Llinás; mas, como se dijo antes, en
otro contexto, hay otro punto de partida posible u otra fuente del filosofar, que
en otra modernidad, que abre la posibilidad de otra, muy otra, renovación
radical de la Ilustración
, y es la que desde San Pablo y San Agustín hasta
Franz Rosenzweig, Jacques Maritain, santa Edith Stein o Emmanuel Levinas,
desde distintos “arrimes” –dicho en el verbo de San Juan de la Cruz-, vienen
madurando una Paideia/Politeia de la “alteridad”; no de la “mismidad”. Es el
propio Rosenzweig quien, expresamente, en su opera magna, La Estrella de la
Redención,
habla de tres Ilustraciones, que inspiraron en forma de matriz el
planteo del proyecto de “República, Escuela y Democracia”; estructurado en
torno a tres configuraciones epocales de tres modernidades y tres ilustraciones:
la modernidad o ilustración del homo sapiens, la modernidad o ilustración del
homo amans y la modernidad o ilustración del homo patiens (en su doble
vertiente demens y amans). La cuestión radica en dónde está el mal como en

su sujeto: la maldad como ignorancia, arraiga en la inteligencia, es como vimos
la interpretación de la filosofía de la mismidad, de Sócrates en más; la maldad
como malevolencia, la maldad arraiga en la voluntad, y se expresa en el
paulino “no hago el bien que quiero y hago el mal que no quiero”, o, tras sus
huellas, en la agustiniana interpretación del amor a sí mismo (amor sui) bueno:
amar a Dios hasta el desprecio de sí mismo; y el amor a sí mismo malo:
amarse a sí mismo hasta el desprecio de Dios… ética metafísica de la
alteridad
, pues, que se consuma, por ejemplo, en la Ciencia de la Cruz de Edith
Stein o en la Ética de la Responsabilidad Infinita de Emmanuel Levinas.
PÁGINA 9
1.12. Virtud democrática frente a corrupción demagógica

Párrafo 2; renglón 1/2 Cuestión Semántica: El Manifiesto dice: “A diferencia de
lo que hacían los antiguos ilustrados, hoy acaso esté de más interrogarse
acerca de si el ser humano es bueno por naturaleza o no lo es…”. A mi juicio
no está de más plantearse esta cuestión, que fue de, al menos, el siglo XVI a
nuestros días la cuestión “agustiniana” del pecado original, de la que se viene
“desprendiendo” el enfrentamiento, por ejemplo, entre los seguidores de Lutero
(el hombre es una naturaleza caída; malo por naturaleza) hasta la postura
“pelagiana” del “buen salvaje” de Rousseau, el hombre es bueno por
naturaleza. Desde este enclave es posible advertir las consecuencias capitales
para las antropologías políticas “pesimistas”, como las “liberales” e ilustradas
de Hobbes, Locke, Adam Smith o Hume –con todas las diferenciaciones que
quepa hacerle a cada pensador de esta corriente-, y las antropologías políticas
“optimistas” de los “socialistas” –de Rousseau a Carl Schmitt, pasando por
Marx y Nietzsche-.
2.- REQUISITOS DE UN ESTADO LEGÍTIMO O ESTADO RESPETABLE

PÁGINA 12

2.4. Derechos humanos o ética cívica

Párrafo 5; renglón 2 Cuestión Semántica: El Manifiesto dice: “El gran principio
de la libertad vuelve a ser básico en este aspecto, en su vertiente de tolerancia,
que fue el centro moral de la verdadera Ilustración…”. El concepto de
“tolerancia” es muy denso y multívoco, cuando no equívoco. De allí que creo
que quizá convenga en nota al pie explayarlo y acotarlo más, exponiendo el

amplio arco que va desde la “tolerancia represiva” de la que habla el marxismo
heideggeriano de Herbert Marcase, hasta la resignificación de la tolerancia que
hacen los comunitaristas como Michael Walzer, pasando por la
autocontradicción pragmática en la que incurren sólitamente prestigiosos
apologetas de la “verdadera Ilustración” como es el harto intolerante
epistemólogo argentino (residente en Canadá) Mario Bunge.
PÁGINA 15
2.7. Allá donde existe pobreza, el primer objetivo del Estado ha de ser
erradicarla

Párrafo 3; renglón 7 Cuestión Semántica: Donde el Manifiesto dice “También
en Chile esto ha sido así”, sugiero añadir: “También en Chile, como un caso
paradigmático hispanoamericano donde los deberes políticos han sido bien
hechos u orientados
, esto ha sido así”.
PÁGINA 16
Párrafo 4; renglón 5 Cuestión Semántica Donde el Manifiesto dice. “Las recetas
liberalizadoras…”, a mi juicio sería interesante y enriquecedor connotar
circunstanciadamente aquí la distancia y diferencia de “liberalizaciones”
liberales, como las del apologeta del capitalismo “católico” Michael Novak, y las
“liberalizaciones” libercionistas, como las del teólogo de la liberación peruano,
Gustavo Gutiérrez.
PÁGINA 19
3.2. Nación y Estado
Párrafo 3; renglón 9 Cuestión Semántica: Explicitar el neologismo
“postcontemporaneidad”
3.4. Los grandes transatlánticos culturales. La Comunidad
Iberoamericana de Naciones

Cuestión liminar: ¿Qué pasa y que queda de los otrora grandes sujetos
históricos llamados “civilizaciones”, como se veían, mutatis mutandi lo
sustancial que había que mutar, en las morfologías histórico-culturales del
alemán Spengler y del inglés Toynbee?
Párrafos 2 y 3 completos Cuestión Semántico-Ideológica A pesar de que,
exprsamente, Suñé Llinás quiere poner al sujeto histórico “Comunidad
Iberoamericana de Naciones”, a resguardo de los “riesgos neoimperialistas”
(párrafo 2), y a pesar de la alusión a un “sano indigenismo”, en el marco de un
proceso integratorio de esta “nación de naciones”, bajo el “paraguas” de un
“sincretismo cultural de raíces indígenas y hasta africanas”, tengo para mí que

este planteo del Manifiesto para la Nueva Ilustración, reitero, a pesar de las
buenas intenciones “iberoamerindias” de este texto (el término no es del
Manifiesto), incurre en un nuevo sojuzgamiento colonial de las “periferias”
autóctonas por el “centro” metropolitano ibérico. Algo que se advierte (ya en
página 20) cuando se habla de la “no existencia de barreras lingüísticas” como
facilitadota de “integración de actividades” y “prosperidad económica”, donde el
Manifiesto delata la centenaria raíz del imperialismo lingüístico del español, y el
“silenciamiento” de las lenguas aborígenes, ya preanunciado por el obispo
Nebrija cuando le entregó a Isabel la Católica las “llaves del imperio” al
entregarle una gramática castellana.
PÁGINA 20

Párrafo 4 (completo) Cuestión Sintáctica y Pragmática: Todo este párrafo en
que Suñé Llinás alude a la “(presunta) crema de la intelectualidad, que
está(ría)…. en la punta de lanza del pensamiento jurídico-político mundial”, y la
lista de colombianos, mexicanos, españoles y argentinos que integraríamos
esa avanzada (¿neoilustrada?) incurre, siempre a mi juicio, en una falacia
lógica: el argumentum ad verecundiam; lo cual –de ser así- debilita
precisamente la fuerza argumentativa del Manifiesto en su aspecto de
coherencia y de persuasión.
PÁGINA 22

3.7. Una nueva política para un nuevo espacio. El ciberespacio
metaespacial

Párrafo 2; renglón 3. Cuestión Semántica: El Manifiesto dice, hablando de la
societas generis humani, que la cibersociedad civil ha de generar, “un poder
constituyente no basado en la fuerza, sino en la razón…”. Y ello, para las
utopías de una Nueva Ilustración es correto, haciendo la salvedad que, para
mí, esta propuesta sigue pivotando sobre los filosofemas de la vieja Ilustración
(tolerancia, felicidad, prosperidad, progreso… y, también, razón). Y en ello,
creo, reside el punto ciego de la retina “ilustrada” de Suñé Llinás; sigue la trilla
de una filosofía de la mismidad; si resignificara su pensamiento hacia una
filosofía de la alteridad, desde esa revolución copernicana del filosofar, podría
concebir que en este nuevo escenario “católico” (o sea: universal) y
“ecuménico”, impregnaría la nueve ecumente en el sueño utópico del
“manifiesto para una civilización solidaria”, como la llamaba el dominico Lebrel,
y que, su discípulo, el papa Pablo VI denominó “civilización del amor”.

Source: http://paideiapoliteia.com.ar/docs/releed/003_ccc_erp.pdf

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