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El problema de la investigación del cáncer Palabras clave: Tamaulipas, cáncer, industria farmacéutica, investigación oncológica. Key words: Tamaulipas, cancer, pharmaceutical industry, oncological research. RESUMEN Esta investigación estudia la participación gubernamental en la investigación del cáncer y analiza los avances realizados durante los últimos años por la industria farmacéutica en el combate de esta enfermedad; asimismo, también examina las oportunidades y retrocesos que enfrentará la industria farmacéutica a medio plazo en la lucha contra el cáncer. ABSTRACT This paper studies Government participation in cancer research and analyses the advances accomplished by the pharmaceutical industry in the struggle against cancer; likewise, this manuscript examines the new opportunities and set backs that the pharmaceutical industry will have to deal with in the medium-term. INTRODUCCIÓN El primer esfuerzo gubernamental por comprender y revertir la incidencia del cáncer puede datarse al año 1887 cuando se creó un pequeño laboratorio en el Hospital Marine, situado en Nueva York, en la isla Staten. Ciento veinte años después la lucha contra el cáncer ha experimentado avances reducidos. El éxito en el tratamiento del cáncer reside básicamente en una temprana detección del mismo; de modo que no existen tratamientos eficaces cuando esta enfermedad es detectada en una etapa avanzada de su evolución. Según los datos más recientes del National Cancer Institute (Estados Unidos) la probabilidad que una persona tiene de ser diagnosticada con cáncer a lo largo de su vida es superior al 40 %, y en países como Estados Unidos más de la mitad de aquellas personas diagnosticadas morirán a causa de esta enfermedad. Más de un siglo de reducido progreso en la lucha contra el cáncer se debe de forma mayúscula al insuficiente interés de los gobiernos por atajar este problema de salud pública. El mayor activo de un país es la salud de sus habitantes. Sin embargo, si se analizan las cifras del gasto gubernamental en la investigación oncológica es necesario concluir que la preocupación de los estados por la salud de sus ciudadanos es reducida. Ningún gobierno se preocupa por la investigación del cáncer porque carece de rentabilidad política, ya que el descubrimiento de curas efectivas y definitivas de esta enfermedad tan compleja llevará décadas. Una multiplicación del gasto gubernamental en la investigación oncológica permitiría financiar nuevas ideas propuestas por nuevos investigadores, ya que es la falta de líneas de investigación novedosas, debido a la escasez de recursos, lo que constituye el principal freno al avance en la lucha contra el cáncer. Actualmente la inversión de la industria farmacéutica en la investigación oncológica posiblemente sea muy superior a la realizada por los gobiernos. Abandonar la investigación contra el cáncer al “laissez faire laissez passer” es un error difícil de reparar. Las corporaciones farmacéuticas se mueven por criterios exclusivos de rentabilidad económica. Por lo tanto, su inversión en investigación y desarrollo se destinará a aquellos campos que resulten más rentables. En este artículo se estudia la participación gubernamental en la investigación oncológica y se analizan los avances realizados durante los últimos años por la industria farmacéutica. Finalmente, se analizan las oportunidades y reflujos que enfrentará la industria farmacéutica a mediano plazo en la lucha contra el cáncer. LA PROBABILIDAD DE SER DIAGNOSTICADO CON CÁNCER En las sociedades que tienen una alta esperanza de vida la probabilidad que tiene una persona de ser diagnosticada con cáncer es enormemente elevada. El cáncer tiene una etiología multifactorial. Hasta una décima parte de los cánceres pueden deberse a factores hereditarios (Núñez Bello, 2008); el tabaco aparece relacionado con un 30 % de las muertes por cáncer (Gupta et al., 1996); la alimentación, en concreto una dieta pobre en fibra, es un factor importante en el desarrollo de esta enfermedad (González et al., 2004); las radiaciones ionizantes y algunos virus también son causa del cáncer; asimismo, la obesidad (Calle et al., 2003), el consumo de alcohol (Williams y Horm, 1977) y la exposición elevada al sol son factores que inciden en el desarrollo de procesos cancerígenos. Con objeto de analizar la incidencia del cáncer, en el Cuadro 1 se han utilizado los datos recopilados por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, ya que esta institución posee los datos sistemáticos más precisos sobre la incidencia del cáncer. Además, la diversidad étnica de Estados Unidos permite analizar la desigual incidencia de esta enfermedad en diferentes grupos raciales. Como se desprende de la lectura del Cuadro 1, más de un 40 % de la población será diagnosticado con cáncer a lo largo de su vida y este diagnóstico será fatal en más de la mitad de los casos. En la población nativa norteamericana la incidencia del cáncer es más de un 30 % inferior a la media nacional; aunque presenta la probabilidad de supervivencia más baja. En la población hispana la presencia del cáncer es un 7 % inferior a la media nacional y su probabilidad de morir es la más baja. Por otra parte, es la población blanca la que presenta una probabilidad más elevada de ser diagnosticada con cáncer. Cuadro 1. Riesgo de ser diagnosticado con cáncer y probabilidad de morir de esta (Diferencias según el grupo étnico de pertenencia) Probabilidad de morir de cáncer de aquellas personas Fuente: Elaborado a partir de Ries et al. 2007 En el Cuadro 2 es posible apreciar que la incidencia del cáncer en las mujeres es inferior a la presencia de esta enfermedad en los hombres, mientras que la probabilidad de morir de cáncer de aquellas personas diagnosticadas con la enfermedad es similar en varones y mujeres. Cuadro 2. Riesgo de ser diagnosticado con cáncer y probabilidad de morir de esta enfermedad en Estados Unidos (Diferencias según sexo) Probabilidad de morir de cáncer de aquellas Fuente: Elaborado a partir de Ries et al. 2007 Aunque, como se aprecia en el Cuadro 3, el riesgo de ser diagnosticado con cáncer en el corto plazo es superior en las mujeres jóvenes y de mediana edad que en los varones. Por el contrario, a partir de la edad de 50 años la probabilidad de los varones de ser diagnosticados con esta enfermedad es mucho más elevada que en las mujeres. Cuadro 3. Riesgo de ser diagnosticado con cáncer en un periodo de 10 años en Estados Unidos Desviación porcentual respecto de la media Fuente: Elaborado a partir de Ries et al. 2007 LA PARTICIPACIÓN GUBERNAMENTAL EN LA INVESTIGACIÓN CONTRA EL CÁNCER La participación gubernamental en la investigación contra el cáncer es fundamental en la lucha contra esta enfermedad, ya que la iniciativa privada únicamente se concentrará en áreas donde los beneficios económicos inmediatos sean evidentes y donde sea posible salvaguardar la propiedad intelectual de sus esfuerzos. Sin embargo, esta es inexplicablemente reducida. El Reino Unido es uno de los países que invierte más recursos per cápita en la investigación contra el cáncer. Sin embargo, la suma invertida anualmente en la investigación para combatirlo, menos de 20 dólares per cápita, es enormemente baja. Estados Unidos invierte todavía menos, en torno a 10 dólares per cápita. Canadá, Alemania y Francia, países que durante décadas han figurado también en las estadísticas de los ocho países más ricos del mundo, invierten tan sólo cinco dólares per cápita (Cuadro 7). Esta reducida participación gubernamental en la investigación contra el cáncer obedece a una falta de organización y a una reducida presión política de los grupos sociales afectados por el cáncer. Por otra parte, la participación gubernamental en la investigación contra el cáncer se caracteriza por una excesiva burocratización, que dificulta y frena la investigación. Por ejemplo, en la Unión Europea la Directiva sobre ensayos clínicos ha dificultado la colaboración internacional en esta materia, ha retrasado el comienzo de los mismos y ha incrementado el costo de estos en el área oncológica (Hemminki y Kellokumpu-Lehtinen 2006: 501). En concreto, el desarrollo de vacunas oncológicas y de terapias tanto celular1 como genética,2 deben constituir uno de los focos de atención de la inversión pública, ya que para la iniciativa privada estas líneas de investigación no son atractivas debido a que colisionan con problemas complejos de propiedad intelectual y manufactura (Hemminki y Kellokumpu-Lehtinen 2006: 502). Cuadro 7. Participación gubernamental en la investigación contra el cáncer (principales Fuente: Picard (2008) y elaboración propia. 1 Consistente en la introducción de nuevas células en un tejido. 2 Consistente en la inserción de genes en las células de los tejidos. LAS GRANDES CORPORACIONES Y LOS AVANCES EN LA LUCHA CONTRA EL CÁNCER El mercado de nuevos medicamentos y tratamientos en la lucha contra el cáncer es muy atractivo debido a su enorme dimensión. Es por ello que la lucha contra el cáncer es una de las principales áreas de investigación de la industria farmacéutica. Sin embargo, no es una tarea fácil desarrollar una nueva droga que sea efectiva en el tratamiento del cáncer. En primer lugar, durante los últimos años el número de fracasos se ha sucedido uno tras otro; mientras el número de éxitos en el descubrimiento de nuevas drogas y tratamientos ha sido enormemente reducido. Podríamos poner como ejemplo a la compañía Sonus Pharmaceuticals (hoy OncoGenex Pharmaceuticals) que perdió más de un 90 % de su capitalización bursátil en Octubre de 2007, cuando anunció el fracaso de su programa de desarrollo del fármaco TOCOSOL Paclitaxel. Paradójicamente, la segunda fase de ensayos clínicos del citado fármaco, concluida en septiembre del 2005, había arrojado prometedores resultados en los tratamientos del cáncer de mama, pulmón, vejiga y ovarios (Panayiotis et al., 2004; Lissianskaya et al., 2004). Igualmente, el 27 de Agosto de 2008 Cell Genesys perdió un 72 % de su capitalización bursátil cuando la compañía anunció la suspensión del desarrollo de un fármaco para el tratamiento del cáncer de próstata, debido a una inusual mortalidad en aquellos pacientes que recibieron GVAX (Nemunaitis et al., 2006). Una reducción tan drástica en la capitalización bursátil de estas compañías va acompañada de férreas estrategias de reducción de costos, que se traducen en una contracción de la planta laboral y una multiplicación de las dificultades para el desarrollo de prometedores proyectos, como el programa SN2310 para el desarrollo de un potente anticancerígeno en el caso de Sonus Pharmaceuticals. En segundo lugar, aunque un producto haya sido desarrollado con éxito, los resultados de éste deben sobrepasar de modo notorio las ventajas proporcionadas por otro fármaco existente en el mercado para tratar un tipo determinado de cáncer, en caso contrario no será aprobado. En la actualidad, grandes corporaciones como Pfizer, Merck, Amgen, Imclone y Roche están trabajando a un mismo tiempo en el desarrollo de fármacos anticancerígenos que incidan sobre el receptor celular IGF-13 (Mantzoros et al., 1997; Braconi et al., 2008). No todas estas compañías tendrán éxito en la comercialización de un fármaco que incida sobre el receptor celular IGF-1; únicamente la corporación que ostente el liderazgo en el desarrollo del mismo saldrá beneficiada. El resto perderán el capital invertido en el desarrollo de ese 3 Factor de crecimiento insulínico tipo 1. El IGF-1 es una proteína secretada principalmente por el hígado que produce efectos anabólicos en las células regulando la división y diferenciación celular. producto. Por ejemplo, en los años 90, cuatro corporaciones (Imclone, AstraZeneca, Genentech y Pfizer) trabajaron en el desarrollo de fármacos EGFR (Nicholson et al., 2001). Únicamente Imclone Systems, que desarrolló el fármaco anticancerígeno Erbitux, obtuvo un éxito comercial claro. En tercer lugar, hasta muy recientemente ninguna compañía farmacéutica estaba dispuesta a invertir en el desarrollo de tratamientos anticancerígenos destinados a públicos reducidos. Sin embargo, notorios fracasos en el desarrollo de fármacos anticancerígenos destinados a un público general (pacientes con cáncer de mama, pulmón, etc.) han hecho que muchas corporaciones (Merck, Pfizer, Avant Immunotherapeutics, Roche, Novartis, etc.) hayan renunciado a desarrollar tratamientos destinados a poblaciones extensas, y se han centrado en el desarrollo de fármacos más personalizados propuestos para pequeños nichos de mercado. Estas compañías están buscando comprender la reacción de diferentes pacientes a un mismo fármaco, con objeto de obtener un mayor éxito en los ensayos clínicos. El objetivo perseguido es la predicción de la respuesta de diferentes pacientes a un determinado tratamiento (O’Reilly, 2002). Por lo tanto, muchas corporaciones están entendiendo que en el tratamiento del cáncer no podrán obtener éxitos comerciales como los proporcionados a Pfizer por Lipitor.4 Asimismo, estos fármacos personalizados implican costes mucho más elevados en el tratamiento del cáncer. Por otra parte, los avances en la cura del cáncer son enormemente pausados. Es de todos modos irrealista pensar que en los próximos años e incluso décadas pueda surgir un fármaco o grupo de fármacos, o un tratamiento o tratamientos, que resulten en una cura definitiva de esta enfermedad. Los éxitos actuales de las compañías farmacéuticas en la lucha contra el cáncer aparecen referidos a tratamientos que logran retrasar el crecimiento de tumores en varios meses. Este es el ejemplo del tratamiento RAD001 de Novartis contra el cáncer de riñón (Jac et al., 2007). Otro ejemplo puede encontrarse una vacuna (CDX-110), en proceso de desarrollo por Avant Immunotherapeutics, que en los ensayos clínicos eleva la esperanza de vida de los pacientes con glioblastoma en unos 20 meses (Voelzke et al., 2008). OPORTUNIDADES Y RIESGOS EN LA LUCHA CONTRA EL CÁNCER Actualmente la industria farmacéutica atraviesa por un periodo crítico. Muchas de las más grandes corporaciones del sector sufrirán a muy corto plazo una enorme pérdida de ingresos debido a que muchas de sus patentes más rentables expirarán en los próximos años. Si se observa el Cuadro 8, puede apreciarse como la ratio precio/ganancias de estas compañías es muy baja. 4 El fármaco de mayores ventas a nivel mundial. Sanofi-Aventis, Pfizer, AstraZeneca y Merck presentan una ratio inferior a 10, y el resto de las compañías, con excepción de Johnson & Johnson, tienen una ratio muy cercana a la citada cifra. Esto resulta extraño en un sector cuyas ventas no aparecen condicionadas por los ciclos económicos. La explicación de esta ratio tan baja se debe al hecho de que estas compañías no han encontrado todavía un reemplazo para aquellas patentes que expirarán durante los próximos tres años. Cuadro 8. Corporaciones farmacéuticas listadas entre las 500 compañías más Fuente: Fortune 500 Companies; Julio 21,2008 Issue Estas compañías, durante los próximos años, todavía tendrán abultadas ganancias que podrán invertir en el desarrollo de nuevos fármacos, cuyas ventas podrían compensar las pérdidas de ingresos provocadas por las patentes que expirarán. Si en el corto plazo logran compensar la previsible disminución de sus ventas con el descubrimiento de nuevos fármacos y tratamientos, su ratio precio/ganancias volverá a elevarse, lo mismo que su menguada capitalización bursátil. Por el contrario, si fracasan en esta empresa la capitalización bursátil de estas corporaciones se reducirá todavía más. En este marco de crisis del sector farmacéutico uno de los mercados más atractivos es el de la lucha contra el cáncer. Este es un mercado enorme, y los nuevos fármacos y tratamientos que resulten aprobados pueden venderse a precios enormemente elevados. Además, el proceso de aprobación de estos fármacos es mucho más acelerado que el de otros medicamentos. En este sentido, tanto la FDA (Administración de Alimentos y Drogas, Estados Unidos) como la legislación europea sobre productos farmacéuticos, han sido revisadas recientemente para acelerar el proceso de aprobación de fármacos oncológicos que den un acceso más expedito a estos (Trotta et al., 2008). A comienzos de septiembre de 2008, la FDA concedió prioridad al proceso de aprobación del fármaco experimental Afinitor, una droga de Novartis que trata el cáncer avanzado de riñón. Este fármaco puede recibir la aprobación de la FDA en tan sólo tres meses, y podría comercializarse a comienzos del año 2009. Si este fármaco tratase otro tipo de enfermedad el proceso de aprobación se hubiese demorado mucho más. Pfizer presenta un ejemplo paradigmático. Esta compañía, fundada en 1849, jamás ha cotizado con una ratio precio/ganancias tan baja. Esta es la corporación del sector con más ganancias netas en la actualidad, y esto se debe básicamente a las extraordinarias ventas de “Lipitor”, un fármaco que combate los niveles elevados de colesterol en la sangre. Sin embargo, la patente de “Lipitor” expira en el año 211, de modo que la compañía dispone de tres años para compensar esta pérdida de ingresos a través de la comercialización de otros fármacos. Actualmente Pfizer es la compañía que está ensayando un mayor número de fármacos oncológicos (véase la tabla 9). A partir de 2005 Pfizer ha incrementado en un 60 %, de 1000 a 1600 millones de dólares, su gasto anual en la investigación de cáncer. Esta cifra es superior a la inversión realizada por cualquier gobierno, con la excepción de Estados Unidos. Sin embargo, esto no es una garantía de éxito. Es más, la actual cotización bursatil de Pfizer implica una falta de confianza de los inversores en que la compañía pueda desarrollar con éxito un fármaco o grupo de fármacos que puedan igualar las ventas de “Lipitor”. En este sentido, el día 30 de Enero de 2009 Pfizer anunció que “Axitinib”,5 un fármaco para el tratamiento del cáncer de páncreas, que se encontraba en la última etapa de desarrollo, no había dado resultados positivos. Por lo tanto, la compañía decidió interrumpir el desarrollo de este fármaco. Como contraste, 40 días después, el 12 de Marzo de 2009, Pfizer suspendió los ensayos clínicos en el tratamiento del cáncer de páncreas con “Sutent”6 por el motivo contrario; porque este medicamento sí que redujo la progresión de un tipo específico de cáncer de páncreas.7 Estos datos tienen una lectura positiva; fármacos que actualmente son utilizados para tratar un tipo específico de cáncer pueden también frenar la progresión de otros tipos específicos de cáncer. En este sentido Pfizer también está estudiando la eficacia de “Sutent” en el tratamiento del cáncer de pulmón, colon, hígado y próstata. Sin embargo, también indican que a pesar de las enormes sumas de dinero que la industria farmacéutica destina al desarrollo de nuevos fármacos, la probabilidad de éxito de estos es baja; de modo que estas multinacionales concentran parte de sus esfuerzos en la búsqueda de nuevos mercados para los fármacos anticancerígenos que desarrollaron con éxito. 5 Aunque este fármaco había arrojado resultados muy prometedores en etapas anteriores de su desarrollo. 6 “Sutent” es un medicamento que ya fue aprobado para el tratamiento del cáncer de riñón y de tracto gastrointestinal, y que actúa bloqueando las moléculas que ayudan al crecimiento y dispersión del cáncer. 7 Este tipo de cáncer, que representa aproximadamente un 5% de los casos de cáncer de páncreas, conocido como “cáncer neuroendocrino”, se origina en células del páncreas que secretan una variedad de hormonas, incluyendo la insulina y encimas que ayudan a la digestión. Sin embargo, no se ha demostrado la eficacia de “Sutent” en el tratamiento de los procesos cancerígenos que se originan en los ductos del páncreas (pequeños tubos que transportan al intestino delgado encimas digestivas producidas en el páncreas). Por lo tanto, una parte importante del avance en la lucha contra el cáncer no vendrá del desarrollo de nuevos fármacos que ataquen el cáncer de nuevas formas; sino de antiguos fármacos cuyo funcionamiento es mejor comprendido. Cuadro 9. Número de fármacos oncológicos en proceso de desarrollo por las corporaciones más activas en la lucha contra el cáncer Otras compañías farmacéuticas se encuentran en una posición similar. Esta situación de crisis de la industria farmacéutica, debido a la pérdida de patentes, constituye una oportunidad en la lucha contra el cáncer, ya que muchas corporaciones están experimentando un clima de fuerte presión por desarrollar fármacos innovadores que les puedan reportar copiosas ganancias, y esto deben lograrlo en el corto plazo. En este marco, se está produciendo un importante desarrollo de la investigación contra el cáncer. Uno de los fármacos más prometedores es Pazopanib (Hutson et al., 2007),8 en proceso de desarrollo por la compañía GlaxoSmithKline. Así, en el 33° Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica, celebrado en Estocolmo en Septiembre de 2008, GlaxoSmithKline presentó alentadores resultados de este fármaco en el combate del cáncer ovárico, de pulmón y contra el sarcoma de tejidos blandos. Asimismo, en el citado Congreso, la corporación Pfizer se mostró optimista con los resultados del compuesto CP-751,8719 (Carlson, 2007) en pacientes con cáncer de pulmón. Por otra parte, esto también constituye un riesgo. Si las expectativas puestas en los resultados obtenidos en la lucha contra el cáncer no se materializan en resultados económicos contundentes, se producirá una descapitalización de estas compañías, su valor bursátil menguará, y se verán forzadas a reducir gastos. Esto implicará una reducción de la inversión realizada en investigación. Además, si los éxitos en el desarrollo de fármacos anticancerígenos son sobrepasados por los costos, el abultado presupuesto de estas compañías dedicado a la investigación del cáncer decrecerá. 8 También denominado GW786034, es un fármaco que inhibe la formación de nuevos vasos sanguíneos donde se alimentan los tumores. 9 Se trata de un anticuerpo monoclonal humanizado. CONCLUSIÓN Durante las próximas décadas el número de personas diagnosticadas con cáncer a nivel mundial se incrementará de modo sustancial debido al envejecimiento poblacional. Esto deberá traducirse en un mayor grado de concienciación respecto al devastador efecto de esta enfermedad y en un incremento del interés en el avance científico en materia de prevención efectiva, el tratamiento y la cura del cáncer. El gasto gubernamental en la investigación oncológica es cada vez más elevado y nunca la industria farmacéutica ha destinado tantos recursos a la investigación y búsqueda de tratamientos efectivos contra el cáncer como en los últimos años. Sin embargo, los avances logrados durante este siglo en la cura del cáncer han sido muy mediocres. Actualmente los gobiernos destinan mucho menos de un 0.02 % del P.I.B. a la investigación oncológica. Aunque los recursos gubernamentales destinados a investigar el cáncer son cada vez mayores; estos son claramente insuficientes. Los países más ricos destinan menos de 10 dólares per cápita/año a esta actividad, lo cual es una cifra incomprensible si se tiene en cuenta la gravedad de esta enfermedad y el elevado número de personas afectadas. Únicamente si se produce un incremento geométrico de los recursos destinados a la investigación, tanto básica como clínica, se podrán lograr avances importantes en el combate de esta enfermedad. En el escenario internacional da la impresión de que la lucha contra el cáncer se está dejando cada vez más en manos de la iniciativa privada. Por ejemplo, la implementación de la Directiva sobre ensayos clínicos en la Unión Europea ha obrado en detrimento de la investigación académica y a favor de las corporaciones farmacéuticas. Los avances logrados por la industria farmacéutica son loables pero insuficientes. Las líneas de investigación de estas corporaciones son excesivamente conservadoras, y son muy poco proclives a desarrollar proyectos innovadores como las vacunas oncológicas y las terapias celular y genética, debido a problemas de propiedad intelectual y manufactura (Hemminki y Kellokumpu-Lehtinen, 2006: 502). El cáncer es una enfermedad extremadamente compleja que requiere de una dotación extraordinaria de recursos humanos y económicos para su abatimiento. Los avances logrados por la industria farmacéutica, con una dedicación tan minúscula y sesgada de recursos, son un elemento indicativo de que a medio plazo podrían lograrse avances significativos. Sin embargo, esto dependerá de una concienciación de los gobiernos respecto a la amenaza que presenta el cáncer, y de una voluntad por invertir sumas elevadas de capital en una actividad (la investigación oncológica) que no tendrá una rentabilidad política en el corto plazo. El hecho de que las corporaciones farmacéuticas más activas en la lucha contra el cáncer (Pfizer, Merck, Amgen, Imclone y Roche) concentren sus investigaciones en el factor de crecimiento insulínico tipo 1 es un elemento indicativo de que faltan ideas y de que no se está prestando atención a la investigación básica. Si las líneas de investigación actuales centradas en el factor de crecimiento insulínico tipo 1 fracasan se habrá perdido una década en la lucha contra el cáncer.10 Apremia abrir nuevas líneas de investigación y partir de nuevas hipótesis, y esto sólo se logrará con un mayor compromiso gubernamental en la promoción de la investigación básica, además de una disminución de las trabas burocráticas, sobre todo en Europa. Por otra parte, un avance exitoso en la lucha contra el cáncer requiere de la colaboración internacional y de una diseminación inmediata de los avances de investigación en las revistas oncológicas especializadas. Sin embargo, como han demostrado Trotta et al. (2008) existe un retraso superior a dos años entre la realización de los descubrimientos en esta materia y la publicación de los mismos. Finalmente, el hecho de que la industria farmacéutica actualmente se muestre proclive a invertir en el desarrollo de tratamientos oncológicos destinados a nichos poblaciones específicos acarreará importantes avances. Se está comenzando a comprender mejor las respuestas específicas de determinados grupos de personas a fármacos y tratamientos concretos. Pero esto significa que los nuevos fármacos y tratamientos que aparecerán en los próximos años serán mucho más costosos que los actuales. Braconi, C.; Bracci, R.; Bearzi, I.; Bianchi, F. y Sabato, S. (2008) “Insulin-like growth factor (IGF) 1 and 2 help to predict disease outcome in GIST patients”, Annals of Oncology, 19 (7), pp. 1293-1298. Calle, E.E.; Rodríguez, C.; Walker-Thurmond, K. y Thun, M.J. 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Source: http://www.turevista.uat.edu.mx/Volumen%204%20numero%201/investigacion%20del%20cancer.pdf

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